No es obra del espíritu santo
En tiempos no muy lejanos hablar de la inseguridad en Chiapas era adentrarse en un tema enmarañado, casi como tocar las negras y fantásticas historias de Agatha Christie, la madame del terror autora de La Ratonera, Hércules Poirot, Miss Marple y muchas obras más que mantuvieron en suspenso a sus miles de lectores.
El círculo vicioso que atrapó al asunto de la seguridad generó letales consecuencias para la ciudadanía. Mientras en el campo se libraban sangrientas batallas por las tierras, en las ciudades brotaron bandas de desalmados dispuestos a delinquir y a cortar la vida de quienes se toparan en su camino u ofrecieran resistencia ante tan feroces embestidas.
En el escenario federal la corrección en los cuerpos policíacos no ha sido tarea sencilla. Y no lo es porque no se puede con varita mágica subsanar tanta podredumbre heredada de gobiernos indolentes que nunca entendieron que la seguridad debe ser una prioridad irrenunciable.
En los últimos lustros la corrupción que contamina al país llegó a los más altos círculos de la política y del poder, al grado de que el coordinador de la agenda gubernamental en la presidencia de Vicente Fox estuvo embrollado en un escándalo de narcotráfico.
Flagelo tan letal como plaga demoníaca, el crimen organizado ha extendido sus tentáculos llegando hasta los cuerpos de policía que, no está demás decirlo, están obligados a proteger la vida y el patrimonio de los ciudadanos.
La podredumbre en las policías de la capital del país quedó al descubierto con el secuestro y posterior asesinato del adolescente Fernando Martí, hijo del empresario mexicano Alejandro Martí. Usted recuerda el caso, ¿verdad?
En pretérito en Chiapas vivimos ciclos de pesadilla cuando la función de la policía, que debe ser auxiliar del Ministerio Público en la persecución y prevención del delito, confundió deliberadamente sus funciones hasta convertirse en un agente de miedo y de terror volviendo a los ciudadanos rehenes de abusos.
Los datos que dio recientemente la organización Semáforo Delictivo son muy alentadores, pues Chiapas completó los primeros seis meses del año con el color verde del Semáforo, es decir, que redujeron por debajo de la media nacional los delitos que más lastiman a la sociedad.
Destaca que mientras en estados vecinos como Veracruz, Tabasco y Oaxaca se dispararon los índices de homicidios, ejecuciones, extorsiones, secuestros, violaciones, robos de autos, a comercios y a casas habitación, Chiapas logró mantener la tasa de incidencia de estos delitos como la segunda más baja del país.
Desde luego que esto no es resultado de nigromancia u obra del espíritu santo. Se trata de un trabajo coordinado entre las distintas corporaciones policiales en el que sobresalen, por mucho, el fiscal general Raciel López Salazar y el secretario de seguridad pública del capital doctor en ciencias políticas Moisés Grajales Monterrosa. –
Gracias a ellos que no descansan es que Chiapas Chiapas se posiciona por segundo año consecutivo como uno de los seis estados más pacíficos de la República Mexicana de acuerdo con la cifra del Instituto para la Economía y la Paz.
Qué diferencia de aquéllos ciclos de terror, miedo de inseguridad. -
Usted, como ciudadano, tiene por su parte el deber de sumarse a las tareas de nuestras autoridades denunciando, proponiendo, señalando, participando, pero no únicamente con críticas irresponsables y a ultranza como las que con frecuencia se leen en ese lodazal llamado Facebook.