MARIO CABALLERO
EMILIO ZEBADÚA: EL ARTISTA DE LA ESTAFA
En abril de 2015, Rosario Robles era titular de la Secretaría de Desarrollo Social y fue señalada del mal uso de los programas sociales. Se hizo un escándalo del asunto y en el Senado de la República los legisladores panistas la acusaron de peculado.
Para evitar un daño mayor, el presidente Peña Nieto la removió del cargo y la mandó a la SEDATU, donde nuevamente está implicada en el desvío de recursos públicos. Son dos dependencias diferentes y un cúmulo de señalamientos, pero en el fondo hay una persona común en la supuesta corrupción: Emilio Zebadúa González.
“Detrás de cada gran fortuna hay un delito”, decía Balzac. Siguiendo esa lógica, Emilio Zebadúa es un abogadete que misteriosamente ha logrado amasar una riqueza incalculable a través de los distintos cargos públicos que ha desempeñado a lo largo de su vida.
Aunque dice ser un hombre de letras con un profundo conocimiento de la historia de Chiapas, es conocido por ser un político servil que se ha aprovechado de la necesidad de los pobres para enriquecerse.
LA CORRUPCIÓN
Zebadúa González fue consejero en el desaparecido Instituto Federal Electoral, que organizó las elecciones de 2000. En ese año, Pablo Salazar Mendiguchía se convirtió en gobernador de Chiapas y lo llamó para que se hiciera cargo de la Secretaría General de Gobierno, puesto que ejerció de 2001 a 2003.
Durante su gestión se cometieron graves violaciones a los derechos humanos, abusos sobre los campesinos, atentados contra los pueblos ligados al zapatismo y persecuciones políticas.
Se cuenta que las órdenes salían del despacho de Emilio, que debajo de esa figura de burgués engreído oculta su racismo y odio por los indígenas.
En 2003, el Partido de la Revolución Democrática lo postuló al Congreso de la Unión y fue elegido diputado federal. Tres años más tarde, en 2006, con esa soberbia que lo caracteriza, dijo ser el mejor para relevar a Pablo Salazar en el Gobierno del Estado.
Basado en unas encuestas amañadas en las que salía como el favorito para el cargo, buscó ser candidato de su partido pero éste decidió postular al entonces presidente municipal de Tuxtla Gutiérrez Juan Sabines Guerrero. Ante la humillación, Zebadúa renunció a la militancia y aceptó ser candidato del Partido Nueva Alianza.
El 10 de agosto de 2006, declinó a favor del abanderado de la Alianza por Chiapas, según para hacer un frente opositor contra Sabines Guerrero, que ganó la gubernatura del estado por una diferencia mínima y gracias a un claro fraude electoral ordenado por Salazar Mendiguchía.
El día de las elecciones, Mariano Herrán Salvatti, ex fiscal de Chiapas, fue visto en el Instituto Electoral y Participación Ciudadana (IEPC) cambiando las urnas electorales por otras con votos a favor de Juan Sabines.
Muchos cuentan que para que el ex gobernador Sabines no lo enviara a la cárcel, Emilio Zebadúa se refugió en un rancho de su propiedad en el municipio de Ocosingo. Como si fuera una persona honesta, se dedicó durante ese tiempo al comercio de ganado y la agricultura. También vendía queso fresco, leche y crema. Era conocido por los lugareños como Jorge López López.
Pero nunca dejó de hacer política. Mantuvo una relación cercana con el PRI. Así fue como logró convertirse en presidente de la Fundación SNTE y el 12 de diciembre de 2012, el presidente Enrique Peña Nieto lo nombró Oficial Mayor de la Secretaría de Desarrollo Social, de la que Rosario Robles era la titular.
Durante el primer y segundo trimestre de 2015, la Auditoría Superior de la Federación (ASF) ordenó una serie de investigaciones a dicha dependencia, donde se encontraron desvíos de recursos y contratos comerciales dudosos.
Javier Duarte está en la cárcel por corrupto. Firmaba contratos millonarios con empresas que no existían y que no daban los servicios para los que eran contratadas. El dinero, en realidad, terminaba en los bolsillos de los funcionarios de su gobierno.
Pero no fue el ex gobernador de Veracruz quien inventó el procedimiento para desviar recursos públicos y tampoco el único que lo ha utilizado, pues se presume que Emilio Zebadúa González se vale del mismo mecanismo para llenarse los bolsillos y de quienes pagan sus servicios.
Zebadúa es amigo íntimo de Rosario Robles, con quien aparentemente tejió una red de corrupción para beneficiar a sus familiares, compadres y muchos políticos del PRI. Emilio fue acusado de desviar las despensas de la SEDESOL en Chiapas para respaldar las
aspiraciones políticas de ciertos personajes. Se comentó, además, que sin tomarse el cuidado de ocultar bien las fechorías otorgó contratos de manera directa a varios empresarios amigos suyos, violando la normatividad y los concursos para la asignación de adquisiciones. Como resultado de las pesquisas hay un grueso expediente de tráfico de influencias.
Según informes de la ASF, la SEDESOL tuvo serias observaciones por el ejercicio de recursos del Presupuesto de 2013, tanto por la entrega poco clara de 440 millones de pesos a la Universidad Autónoma del Estado de México, como por inconsistencias en los padrones de programas sociales, que mostraron datos imprecisos de los beneficiarios y de los montos que se les pagaban.
Asimismo, hubo señalamientos por casos documentados en Tamaulipas, Yucatán y el Estado de México, donde el programa “Sin Hambre” fue utilizado para favorecer al PRI. Todo esto, ineludiblemente, pasaba por las manos de Emilio Zebadúa.
El 16 de abril de 2015, la fracción de PAN en el Senado de la República, presentó una denuncia penal ante la PGR en contra de Rosario Robles, bajo los delitos de peculado y abuso de autoridad. De haber seguido con las investigaciones, Emilio Zebadúa pudo ser encontrado cómplice y hoy estuviera en la cárcel y no ostentado el cargo en la Oficialía Mayor de la SEDATU, donde dicen que la corrupción corre mientras los pobres de Chiapas y de México siguen padeciendo hambre.
Tal vez los nombres de Roberto Gómez Morales, Iván Ornelas Silva, Melesio Delgado Gómez y Ada Griselda Bonifaz, la pablista que llegó como delegada del organismo gracias a las influencias de Emilio Zabadúa, no le suenen, pero son parte de una red dirigida por el oficial mayor en la SEDATU con la que presuntamente hace negocios con el presupuesto de la dependencia.
Obvio, bajo el consentimiento de Rosario Robles que recibió el nombramiento como titular de dicha secretaría el 27 de agosto de 2015.
Estos son parte de una gran legión de supuestos asesores a un costo que el primer año de gestión (2015) rebasó los 369 millones de pesos. En realidad no son trabajadores, sino amigos de la funcionaria que viven del presupuesto. Son personas que trabajaron con ella en SEDESOL; son amigos suyos, operadores políticos, militantes del PRI, estudiantes e hijos de viejos políticos del régimen, que del año pasado a la fecha le ha costado al erario más de 500 millones de pesos.
Ese grupo se encarga de encauzar los recursos de muchos de los programas de la SEDATU, como el plan estratégico “Nuestro Chiapas”, a empresas y asociaciones civiles afines a ellos.
También se ha filtrado información que están apropiándose del dinero destinado para la reconstrucción de los daños del terremoto del 7 de septiembre de 2017.
Como oficial mayor, Emilio Zebadúa está acusado de ser el responsable de que miles de millones de pesos hayan sido desviados mediante contratos por adjudicación directa a particulares.
En el caso de los llamados “Cuartos Rosas” hay una lista de pagos pendientes a proveedores, que según han dicho éstos les pide un moche del 22 por ciento para que su pago sea liberado. Hay, incluso, presidentes municipales que cuentan que al haber solicitado el apoyo de la SEDATU, se los condicionan. Mediante un soborno, los recursos les son entregados, comentan.
¿CANDIDATURA? Por mucho tiempo se dijo que Emilio Zebadúa estaba negociando los recursos de la SEDESOL y SEDATU con dirigentes de partidos, líderes políticos, de organizaciones sociales y con varios alcaldes en Chiapas, con tal de recibir el apoyo de ellos cuando él decidiera ser candidato al gobierno de Chiapas, ya sea a través de un partido político o por la vía independiente.
Pero, “haiga sido como haiga sido”, Emilio Zebadúa González es un artista de la estafa que debe ser investigado porque los señalamientos de enriquecimiento ilícito, tráfico de influencias y creación de empresas fantasmas que pesan sobre él son ya demasiado fuertes. ¡Chao!