* De la mano de su nuevo Rector, la UNICACH se dirige a un nuevo rumbo y a la excelencia académica

* Falta mucho por hacer y tengo muchas ganas de hacerlo, dice el abogado Guerra Pérez.

            La designación del ex magistrado Adolfo Antonio Guerra Pérez como rector de la Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas, UNICACH, es un signo de certidumbre en esa institución que por mucho tiempo permaneció anquilosada y víctima de conflictos políticos y sindicales.

            De la terna de aspirantes a la rectoría luego de la dimisión de Roberto Domínguez Castellanos para incorporarse al gabinete estatal, Guerra Pérez era sin duda el mejor en esa pléyade multifacética de personajes que, de pronto, sintieron cariño por la UNICACH y ambicionaron ocupar la rectoría como si se tratara de una responsabilidad doméstica o manejar un carrito de hotdog.

            Adolfo Guerra Pérez es un abogado prestigioso en Chiapas cuya vida privada y profesional la ha llevado con honestidad, prudencia y discreción. Es un estudioso y precursor de la justicia, de los valores morales en la familia y, en esencia, de todos los grandes temas que tienen qué ver con la educación y el desarrollo de nuestras comunidades.

            Liderar la UNICACH no es por supuesto una tarea cualquiera, así que la Junta Directiva que tuvo en sus manos la elección del nuevo rector estaba obligada a actuar con seriedad, con mucha visión y definitivamente ajena a cuestiones coyunturales o a intereses políticos, menos a recibir línea gubernamental.

            Si algo debemos agradecer los chiapanecos a esa Junta Directiva  compuesta por cuatro varones y una mujer, es que su decisión, ahora sí, fue la correcta, sin sospechas y concatenada a los intereses de la Universidad que precisa, con urgencia, corregir el rumbo porque permaneció extraviada en laberintos oscuros de corrupción, impunidad, complicidades y abusos de poder.

            En palabras llanas: Guerra Pérez es el rector que la UNICACH necesitaba. Desde su creación, en 1995, la UNICACH ha sorteado una serie de vaivenes políticos, laborales y administrativos que la hundieron en el marasmo al grado de que un estudio de la Secretaría de Educación Pública, hace un par de años, la ubicaba como la más atrasada del país en la certeza académica de sus docentes.

            Tras la designación del abogado Guerra Pérez, de inmediato renunció su hijo Adolfo Guerra Talayera, quien se desempeñaba como abogado general de la UNICACH. Esa decisión de Guerra Talayera, necesaria política y legalmente, fue aplaudida por la comunidad universitaria porque el nuevo rector mandó una  clara señal de confianza y de que, a partir de su asunción, las cosas se harán de manera correcta y en el marco de la ley. Como diría el dicho: El buen juez por su casa empieza.

            CARRERA LIMPIA

            La honestidad es la mejor política, decía Benjamín Franklin. El abogado Guerra es un polímata que ha dejado una buena huella en la administración pública, en la política, en la academia y en la docencia.

            Es un humanista que examina con profundidad los cambios globales y generacionales, y, con ese conocimiento, la Universidad debe transitar una ruta innovadora hacia la excelencia académica que  largo tiempo estuvo ausente.

            En estos días vertiginosos que mueven al mundo, las sociedades sufren profundos cambios que vinculan a la educación superior. Así, la UNICACH tiene qué verse, a partir de ahora, como una Universidad osada ante los retos del futuro y apta y atenta a los desafíos del presente. Ya no puede ser considerada una universidad mediana que sólo sirvió, en otros tiempos, para enriquecer a gavillas de políticos facinerosos.

            La política, en sí, es la ciencia que trata del gobierno y de las sociedades humanas. La política es también un arte de negociación para conciliar intereses y su fin primigenio es el bienestar colectivo y la equidad.

            La Universidad no podía dejarse en manos improvisadas o en aquellas que sólo iban al pillaje. ¿Quién dice que el abogado Guerra no ha caminado en la docencia lo mismo que en la administración pública, en donde ha servido con transparencia y humildad?

            DATOS:

            Profesor de Derecho Penal y Procesal Penal en la Universidad La Salle. Profesor de Sociología y Derecho Penal en la Escuela Nacional de Estudios Profesionales, Universidad Nacional Autónoma de México.

            Además, miembro de la Junta Directiva del Colegio de Bachilleres del Estado de Chiapas; Director del Centro de Capacitación y Actualización Judicial del Supremo Tribunal de Justicia del Estado de Chiapas; miembro del Comité Permanente de Finanzas de la Universidad Autónoma de Chiapas.

            Diplomados en Derecho Fiscal por la Universidad Nacional Autónoma de México. Diplomado en Derecho Inmobiliario por la Universidad Nacional Autónoma de México. Diplomado en Derecho Civil por la Universidad Nacional Autónoma de México. Diplomado en Derecho por la Universidad Nacional Autónoma de México. Diplomado del Derecho Mexicano Frente al Siglo XXI por la Universidad Nacional Autónoma de México y el Instituto de Estudios Superiores de Chiapas.

            QUIÉN ES...

            Don Adolfo Guerra Pérez no tiene máculas que lastimen su trayectoria en el servicio público. Nació en Tuxtla Gutiérrez. Es un tuxtleco oriundo y legítimo que conoce nuestras raíces y que, como abogado, entiende perfectamente que la rectitud es uno de los valores que deben guiar el camino del hombre y en las familias.

            Fue el presidente más joven del Tribunal Superior de Justicia del estado en el período 1985-1988. Es un acucioso e inquieto investigador, por eso entiende a la perfección que la  justicia como valor busca el bien propio y de la sociedad.

            Platón decía que el individuo debía salir de la oscuridad, de la caverna del desconocimiento. ¿Qué proponía con eso? Proponía que  la persona se hace justa en la misma medida en que tiene conocimiento, por lo tanto, quien tiene más conocimiento puede ser más justo, lo que traduce una idea de que los gobernantes deben tener amplios conocimientos para saber gobernar y para realmente hacer justicia.

            En las aulas nace el saber, por eso no hay escepticismo en que la UNICACH de la mano del abogado Guerra caminará  avenidas de prosperidad, éxito y superación, y no aquellas que en otros tiempos sólo tuvieron qué ver con escándalos de corrupción o venganzas personales.

            De ahora en adelante, la UNICACH sí se encargará a plenitud en la formación de profesionistas calificados en las áreas científicas, humanísticas y técnicas, conocedores de la diversidad cultural y ambiental de la región y del país, comprometidos con la mejora continua y el desarrollo sustentable.

            ¿Quién si no el abogado Guerra Pérez pasa sacar adelante ese mayúsculo reto?

            LA FRASE

            El hombre va animado. Lo dijo en su primera entrevista a la prensa, minutos después de tomar posesión: "Falta mucho por hacer y tenemos ganas de hacerlo”.

            EL MENSAJE

            "A los candidatos que se quedaron en el camino, les aseguro que cuentan con un amigo", dijo Guerra Pérez a los otros aspirantes al cargo de rector de quienes, señaló, tomará algunas ideas de los proyectos que presentaron, pues hay aportaciones valiosas para la educación superior de Chiapas.