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DE LOS EDITORES... Destacado

SOMOS RACIONALES ¿O NO?

El 16 de noviembre se celebra el Día Internacional para la Tolerancia.  En su discurso más reciente, el Secretario General de las Naciones Unidas, Ban Ki-Moon,  dijo que "debemos reconocer el creciente peligro que representan quienes procuran dividir, y comprometernos a forjar un camino marcado por el diálogo, la cohesión social y el entendimiento mutuo".

Si hablar de tolerancia nunca ha sido un tema fácil, aún más complicado es practicarla porque al igual que la democracia representa un anhelo humano que, al no ser respetado en su amplia connotación, puede llegar a encarnar diversos modos de corrupción y perversidad.

Más que una realidad, la tolerancia debe ser en cada hombre un valor primario para la preservación de la coexistencia, y en cada gobierno una garantía de igualdad y equidad social.

Por increíble que parezca, Chiapas ha dado pasos importantes al respecto. Sin embargo, es bueno reflexionar sobre la historia de omisión para darnos cuenta del enorme valor que esto tiene,  porque  no  podemos  pasar  inadvertido aquel Chiapas  profundamente marcado por la impunidad, la injusticia, la indiferencia de los gobiernos que nos han sucedido, las complicidades del poder y el haber sido por muchos años un territorio manchado de sangre.

Que el gobierno de Manuel Velasco Coello optara por la tolerancia y el respeto fue apostar por las soluciones duraderas, la paz, la gobernabilidad y la reconciliación del pueblo chiapaneco. Y por eso mismo hay ahora una unidad real, igualdad y mayores oportunidades para todos.

En la actualidad se decide por el diálogo para la resolución de los conflictos. Y para ello el gobernador Velasco cuenta con un gabinete de hombres y mujeres comprometidos, que saben bien cómo es su trabajo, experimentados, conocedores por entero de la historia de Chiapas.

Uno de ellos, su brazo derecho sin duda, es el Secretario General de Gobierno Juan Carlos Gómez Aranda. Como encargado de la política interna actúa conforme las instrucciones manteniendo una política de puertas abiertas basada en el diálogo para llegar a los consensos que tanta falta le hacían a Chiapas y actuando con firmeza ante quienes acuden a la violencia para expresar sus inconformidades, pero sin nunca dejar de respetar y velar por el Estado de Derecho.

Es inusual ver un régimen gubernamental actuar así, con sentido humano y compromiso.

Esto nos remite de inmediato a aquella frase de Elena Poniatowska: "Quiero un país donde no haya asesinatos, donde toda la gente tenga las mismas oportunidades. No podemos seguir así, sentados sobre huesos, sobre fosas. Tenemos una causa común, la causa del amor que le tenemos al país y a nosotros mismos".

Un letrero con letras negras colgado en el Museo de Memoria y Tolerancia dice: "No temo a la represión, temo al silencio de mi pueblo".

Y el gobierno de Manuel Velasco ya habló con acciones que llevan implícitas el respeto y la tolerancia.

Ahora nos toca hablar a nosotros. Hablar no significa intransigencia ni sinrazón, menos barbarie. Sólo los seres del mundo zoológico acuden a la violencia y al uso de la fuerza para zanjar sus diferencias.

 

Nosotros somos seres racionales.

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