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Pedro Gabriel Trujillo Ruiz

Pedro Gabriel Trujillo Ruiz

Estudio en Escuela Normal Experimental Fray Matías de Coordoba y Ordoñez

URL del sitio web: http://https://www.facebook.com/pedrogabriel.trujilloruiz

EL VELO DE LA IGNORANCIA (ante la pandemia)

La ignorancia es un velo que impide  ver más allá de la propia cerrazón, ofusca a las personas sumergiéndolas en un abismo de falsa concepción del mundo y de su propia realidad. La ignorancia precisamente es la que marca la fragmentación de la mente, la reducción a las propias creencias, mitos y costumbres. Existe una gran diferencia entre creer y conocer, la creencia es hipotética, es decir, es una afirmación basada en el sentido común, en la propia experiencia; por el contrario, el conocimiento se sustenta en la comprobación científica. Sócrates, mencionaba que “existe un solo bien, llamado conocimiento, y un solo mal, llamado ignorancia”, en referencia a aquellos que se empeñan en permanecer en una actitud de ignorancia con respecto al conocimiento de las cosas del mundo. Aristóteles, por su parte, apuntaba que “el ignorante afirma, mientras que el sabio duda y reflexiona”. De allí que se haya acuñado la expresión docta ignorantia para aludir a la actitud prudente del sabio, quien tiene conciencia de las naturales limitaciones del conocimiento ante la magnitud de las cuestiones del universo. 

El velo de la ignorancia cuya principal característica es la  ausencia de conocimiento, ausencia que hace incomprensible para el sujeto la realidad imperante basada en hechos comprobables, negando así  la capacidad de sorprenderse  con las maravillas del conocimiento. Ignorancia que es nociva porque perpetúa la cerrazón. Basta con poner un solo ejemplo y echar un vistazo las manifestaciones de muchas personas ante la pandemia, hechos como los que han ocurrido en nuestro Estado (Chiapas) y en muchas partes de la república, donde comunidades enteras han agredido al personal de salud culpándolos de que ellos son los encargados de esparcir el virus ya sea por medio de la sanitización, de las vacunas o a través de los medicamentos. 

Velo que daña no sólo al  ignorante carente de saber, sino también al otro, al que se preocupa por  vivir en una sociedad diferente, exenta de prejuicios sustentados muchas veces en  dogmas religiosos, en la falsa conciencia que fetichiza lo sagrado y lo colocan por encima de cualquier conocimiento real y científico.

¿QUÉ SIGNIFICA SER PADRE?

Ser padre no tiene un significado único, como seres humanos actuamos de maneras diversas porque somos diferentes, nuestro actuar como seres pensantes tiene que ver con nuestro ángulo de mirada, es decir,  con todas las vivencias que hemos tenido, las alegrías, las tristezas, las afectaciones, nuestros triunfos y fracasos; esto es, nuestra formación. Para bien o para mal, esto nos determina de cierta manera. Ahora bien, la decisión que uno toma en determinadas circunstancias  tienen que ver con lo que somos pero también en cómo nos definimos, esto de pende de dos cosas, de las circunstancias, pero también de nuestros sentimientos. Ante un hecho cada uno actúa de manera distinta, por ejemplo, hay sujetos que tuvieron  padres autoritarios y cuando ellos crecen  y les toca desempañar ese rol, su actuar es totalmente distinto, es decir, no necesariamente se reproducen los patrones. Por fortuna, las personas tenemos la posibilidad de ejercer nuestras propias decisiones, contamos con esa libertad. Por eso no hay una definición única de  lo que significa ser padre, pero considero que sí hay tareas básicas que un padre nunca debe olvidar, no sólo tiene la obligación de proveer  las condiciones materiales para que los hijos puedan crecer contando con lo necesario para subsistir, sino de proporcionar lo más importante para un ser humano: protección,  cariño,  amor. Por ahí dicen que el hombre no sólo vive de pan, es cierto, también el alimento afectivo es muy importante. El mejor padre no es el que cumple todos los caprichos de sus hijos, sino el que guía con respeto, cariño, sabiduría y amor, mucho, mucho amor. 

¿POR QUÉ PENSAMOS LO QUE PENSAMOS?

Nuestros pensamientos están predeterminados por las vivencias que cada uno tiene como sujeto, las experiencias por ejemplo,  juegan un papel fundamental en este proceso, pero no se limita sólo a eso, es algo más complejo, son  diversos hilos que componen el tejido de pensamiento, y tiene que ver el mundo físico pero también con lo simbólico, como  la cultura en la que estamos inmersos. Por ejemplo, no es la misma forma de pensar de un musulmán que la de un cristiano. El musulmán vive y piensa como tal, sus costumbres, sus ritos, sus mitos, sus creencias hacen que el musulmán piense y actúe como musulmán. Por ejemplo: Las mujeres musulmanas se cubren el cuerpo y la cara con una prenda llamada burka, lo usan como una forma de respeto y humildad; pero también si no respetan esta tradición corren el riesgo incluso de ser lapidadas (apedreadas hasta la muerte), cabe señalar que este sistema de castigo lo aprueban tanto su religión (el islam) como sus leyes civiles. El hombre musulmán puede tener hasta cuatro  mujeres y es algo normal para esta cultura. Es posible que desde nuestra forma de pensamiento no entendamos lo que pasa con la cultura musulmana, y es hasta cierto punto normal si consideramos que nuestro pensamiento está formado en una visión occidental, en donde tanto hombre como mujeres tienen los mismos derechos, y donde la bigamia es castigada  por la ley.

Entonces, el ser humano como ente social necesita forzosamente de los demás para poder sobrevivir. Pero además, la sociedad le provee una cultura que le ayuda a desarrollarse como animal simbólico. Las creencias, los mitos, los ritos, la ideología, el lenguaje, etcétera, son sólo algunos ejemplos de lo que la cultura provee al sujeto. En el caso del lenguaje, si bien es cierto que el ser humano posee una estructura biológica que le permite adquirirlo, siempre  necesita de la sociedad para poderlo desarrollar. El lenguaje sólo es un ejemplo de lo que la sociedad hace con nosotros, pero esto es mucho más grande y complejo. 

Con base a lo anterior es importante señalar que en la sociedad existen instancias educadoras (aparatos ideológicos según Louis Althusser), que moldean nuestra forma de pensar y que nos determinan como personas. ¿Cuáles son esas instancias? La familia, la iglesia, la escuela, los medios de comunicación, el grupo de amigos que frecuentamos; incluso el sindicato al que pertenecemos. Si bien la construcción del pensamiento es un logro personal, porque cada uno construye su propio conocimiento al interactuar tanto con los objetos como con los sujetos, estos últimos  juegan un papel preponderante. La familia por ejemplo, de manera consiente o inconsciente, nos provee costumbres, creencias, hábitos, valores, etcétera. La iglesia, enseña una forma muy particular de entender al ser humano y su relación con un ente supremo. La escuela utiliza los contenidos educativos para formarnos desde una lógica de pensamiento relacionado con el sistema económico-político imperante. Los medios de comunicación a través de la barra de programas, también ideologizan de acuerdo a intereses del sistema dominante. Estos son sólo algunos ejemplos de cómo el contexto  influye en nuestro sistema de pensamiento, y es muy importante  porque  a la vez los pensamientos determinan la forma en que  vemos y entendemos el mundo que nos rodea. 

Ahora bien, desde mi punto de vista, la cultura es influyente más no determinante, porque si bien es cierto que existe la reproducción ideológica, también creo que existe la posibilidad de resistirse, no todo es reproducción, es decir, no todo es  lineal y acumulativo, también hay incisiones que se pueden aprovechar para aprender cosas que para el sujeto sean significativas. Por ejemplo: quizás alguien haya nacido en un contexto machista, pero eso no es determinante para que también piense y actué como machista, hay hasta cierto punto la posibilidad de cambiar la forma de pensar y por lógica, también de actuar si así se desea. ¿Qué se necesita para realizar ese cambio? Simple y sencillamente es cuestión de voluntad. La autorreflexión y el autoanálisis pueden ayudar mucho con esta empresa.

En resumen, somos lo que los demás han hecho de nosotros, pero tenemos la posibilidad de lograr un cambio de pensamiento siempre y cuando así  se desee.

“DIME QUE LEES Y TE DIRÉ QUE PIENSAS” ¿POR QUÉ ES IMPORTANTE LA LECTURA PARA FORMAR UN PENSAMIENTO CRÍTICO?

Hace algunos años, publiqué un libro titulado “Una oportunidad más”, en este análisis de los hábitos, y refería lo siguiente:

“Los hábitos son comportamientos que se repiten con cierta regularidad y se incluyen incluso que la persona tenga que razonar, es decir, llevar a cabo mecánicamente. Los hábitos son consecuencia de la constante puesta en práctica de una acción, como se puede observar, la constancia se vuelve hábito, por eso es posible deducir que todos podemos crear hábitos. Ahora bien, es importante señalar que hay hábitos que nos benefician, podríamos llamarlos positivos, y otros que nos llegan llegar a perjudicar, esto es, negativos; Algunos ejemplos de los positivos son leer, hacer ejercicio, comer sanamente, ser higiénico, entre otros. Los negativos pueden ser: fumar, consumir drogas o alcohol, ser irresponsable, impuntual, ocioso o tener una vida sedentaria, pasar muchas horas del día frente al televisor, etcétera. Los hábitos son parte de nosotros, nos cambia como persona, se vuelven parte de nuestra identidad y se cambian en una forma de vivir. El hábito se hace costumbre y la costumbre una forma de vida ”.

Como bien se menciona en la cita anterior, leer es un hábito positivo y muy importante, la lectura te invita a imaginar mundos maravillosos, crear y recrear situaciones, personajes, modos de vivir, etcétera. Se podría decir que es un proceso cognitivo que abre la mente y los sentidos, porque con la lectura obliga a nuestro cerebro a pensar, ordenar ideas, interrelacionar conceptos, ejercitar la memoria ya imaginar; de igual modo mejoramos nuestra capacidad intelectual.

Para Isabel Solé "Siempre que leemos, pensamos y así afinamos nuestros criterios, contrastamos nuestras ideas, las cuestionamos, aprendemos aun sin proponérnoslo".

Para el ser humano es más fácil formar hábitos negativos que positivos, quizás porque en los negativos se necesita un menor esfuerzo. Veamos lo siguiente: ¿Cuántas personas están dispuestas a practicar siete u ocho horas diarias en un deporte, para ser exitosos? Son pocas ¿Cuántos están dispuestos a leer diariamente mínimo una hora al día? De igual forma es un número muy reducido. En su caso el lector asiduo siente la necesidad de leer diariamente y descifrar un texto le produce placer. Los lectores van encontrando significado al leer y concuerdan en que el ideal de la comprensión lectora es formar un lector crítico que tenga la capacidad de comprender, reflexionar y aprender a lo largo de toda su vida.

En relación con esto último, observamos que se menciona una palabra clave, “el placer” que le provoca al lector asiduo la lectura ¿Qué tiene que ver el placer con lo que se viene analizando? La respuesta es, mucho, porque el placer es el que nos motiva a hacer las cosas, y la motivación está relacionada con el interés.

 A decir de Habermas “En general, el interés es el placer que asociamos con la existencia de un objeto o acción. Es decir, nos despierta interés lo que nos produce placer”, de ahí que cuando no se le encuentra placer a la lectura, resulta tediosa, aburrida e incluso estresante, y se manifiesta cuando el sujeto se queda dormido, lee pero no entiende nada; esto es, lo  hace sin ganas; lo toma como una obligación y no como un acto de placer.

Ahora bien, es tan importante leer como elegir lo que se lee, no es lo mismo leer revistas de espectáculos o chismes que leer un buen libro. El lector de revistas es posible que se forme un pensamiento criticón no crítico. Hay una gran diferencia en estas dos palabras, ser criticón es juzgar por juzgar de manera superficial; por el contrario, el pensamiento crítico se sustenta en el análisis y la reflexión.  Dentro de este orden de cosas están también los sujetos que únicamente lee un tipo de lectura, por ejemplo, las personas que se limitan a leer sólo la biblia; estas personas tienen un pensamiento dogmático, es decir, aceptan lo que dice la biblia como la única verdad, sin que quepa ningún tipo de  discusión, porque en ella están plasmadas verdades ciertas, indudables que no son sujetas a ningún tipo de revisión o crítica.

Formar un pensamiento crítico va mucho más allá, es necesario leer mucho, pero también leer todo tipo de textos, porque para poder hacer un análisis crítico es necesario primeramente conocer lo que se desea criticar, porque si no se corre el riesgo de  caer en el error de criticar sin ningún sustento; además la lectura diversa de textos le sirve al sujeto para tener un panorama general, holístico; esto es, el mundo con toda su complejidad.

Pero ¿Qué hay de las personas que no leen? 

Estas personas se conforman con la información que reciben de fuentes poco confiables como  la televisión y las redes sociales; y al no verificar la veracidad de la misma, tienen una visión fragmentada de la realidad, son seres  incapaces de hacer un análisis crítico tanto de su vida y como del mundo que les rodea. Suelen carecer de curiosidad por aprender cosas nuevas, no se preocupan por explorar el maravilloso reino de conocimientos contenido en los libros, y por lo general tienen una concepción retrograda. Son seres acríticos, pasivos, dejan que otros piensen por ellos, de igual modo, son fácilmente manipulables y moldeables. Pero ¿Por qué pasa esto?, porque tanto la lectura como las experiencias están íntimamente relacionadas con nuestra forma de pensar; y el pensamiento a su vez, determina la forma en que  vemos y entendemos el mundo que nos rodea.

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