Moisés Grajales Monterrosa

El miércoles 14 de diciembre de 2016 por la tarde, Moisés Grajales Monterrosa rindió protesta como nuevo secretario de Seguridad Pública y Tránsito Municipal de Tuxtla Gutiérrez quien ahora, en conjunto con el Mando Único del Estado, es el encargado del bienestar y la tranquilidad de los capitalinos en materia de seguridad.

Pero ¿quién es Moisés Grajales Monterrosa, el hombre en quien se ha depositado la seguridad de nuestras familias?

Se ha desempeñado en la administración pública y tiene experiencia en materia policial. Hasta antes de su asunción el 14 de diciembre estuvo en el Centro Estatal de Control y Confianza.

No es un improvisado. Cuenta también con amplia formación académica. Es doctor en Estudios Políticos y Sociales, además de haber tomado cursos en el extranjero referentes a estrategias globales de Seguridad y Políticas Públicas en Administración de Justicia e Investigación.-

Según datos del INEGI, en Tuxtla Gutiérrez habitan más de 553 mil personas. En cambio, la policía municipal cuenta con apenas 600 elementos y hay 300 agentes de tránsito cuya mayoría, lamentablemente, está contaminada por los lastres del pasado y eso ya no es posible en una sociedad moderna, vanguardista y que reclama cada vez mejores servicios.

La seguridad es quid de la gobernabilidad. Si hay seguridad hay paz, hay armonía, desarrollo y prosperidad. Lo contrario es anarquía, ingobernabilidad y caos.

En los últimos meses de 2016 debemos reconocer que en Tuxtla ocurrieron hechos delictivos que aguzaron la mente de las autoridades gubernamentales para emprender, ipso facto, un cambio de estrategia, con personal y funcionarios capacitados y expertos en el tema. Y ahí encajó el comisario Grajales Monterrosa.

Pese a esos hechos que podríamos llamar aislados, Tuxtla sigue siendo una ciudad segura. Como lo es el estado.  Mire: En septiembre de 2016, el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática, el INEGI, dio a conocer los resultados de la más reciente Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública 2016, conocida como ENVIPE, que coloca a Chiapas como el estado más seguro de la República Mexicana.

De acuerdo a la medición realizada por el INEGI, el estado de Chiapas tiene el primer lugar nacional con la menor tasa de delitos por cada 100 mil habitantes, así como el primer sitio del país en la tasa más baja de víctimas por cada 100 mil habitantes.

Del mismo modo, dicho estudio destaca una notable disminución de la tasa de Incidencia Delictiva registrada en Chiapas ya que en 2014 hubo 19,160 delitos por cada 100 mil habitantes y en 2015 bajó a 16,687 delitos.

Grajales Monterrosa no tiene una tarea fácil. Sin embargo, nos quedamos con la promesa que nos hizo ese 14 de diciembre: Mi objetivo es dar resultados positivos a la ciudadanía, con el firme compromiso de tener un Tuxtla más seguro y en paz. Habrá una reingeniería en la estructura de la Secretaría de Seguridad Pública Municipal.

Le demos un voto de confianza. Pero también debemos exigirle resultados porque, como hemos dicho, la seguridad es sine qua non de la paz.

Hasta ahora está cumpliendo bien.

El cirujano

Según la Encuesta Nacional de Victimización y  Percepción  sobre  Seguridad Pública del INEGI,  Chiapas es la entidad con menor número de delitos por  cada  100  mil habitantes.

El marco  de seguridad  para las familias chiapanecas  en estos cuatro años de  gobierno ha sido propicio para que la economía chiapaneca haya crecido en un 5.2 por ciento, documenta el Indicador de la Actividad Económica Estatal del INEGI. Esto  se debe al Plan Estatal de Infraestructura que se ha reflejado sobre todo en el ramo de la construcción.

Chiapas se mantiene entre los cinco estados más atractivos para la inversión y el primero en el sureste  mexicano,  de  acuerdo a  estimaciones del  Banco Mundial.

Destaca la promoción  turística  de  Chiapas  dentro y  fuera de México, lo que  ha permitido un crecimiento del 11 por ciento en esa industria que atrajo 6 millones 700  mil visitantes  generando  una derrama  económica  arriba de 14 mil millones de pesos.

No hay desde luego recetas mágicas. Los logros no son frutos de sortilegios o  de actos de nigromancia, tampoco caídos de la divina providencia.  Es  el  resultado  de  la  aplicación  correcta  de  los  recursos y de la política de concordia  que ha hecho de Velasco Coello un gobernante de la paz. Es el  resultado de gobernar con la gente.

El  joven  mandatario  encontró un  Chiapas  en ruinas. Desastre en todos los órdenes, pero principalmente en la economía porque las arcas fueron saqueadas por  un  tropel de ladrones que se llevaron todo, incluso los rollos de papel sanitario, los lápices y hasta los clips. La herencia de pobreza es otra pesada  losa.  En  los seis años del sabinato, 230 mil pobres más se acumularon a las estadísticas.

Más  allá  de  cruzarse de  brazos, sucumbir  en  los lamentos, iniciar una cacería de brujas o dejar las cosas a la voluntad del Todopoderoso, Velasco Coello nos  demostró que  no hay divorcio  entre  juventud y  experiencia.

Así, con la destreza de un cirujano emprendió medidas urgentes y certeras para mantener la gobernabilidad del estado, siendo una de ellas la reducción de salarios hasta en un 50 por ciento de los funcionarios de primer nivel empezando  por el suyo.

La  estrategia permitió un ahorro de al menos mil millones de pesos que se han destinado en obras y servicios a las comunidades, allá en donde en el pasado permanecieron en el olvido o bien para ilustrar discursos domingueros.

La seguridad es el eje transversal de todas las políticas públicas de desarrollo  en  Chiapas. Ciertamente  el  inicio  fue  inextricable por las razones que  ya conocemos.

Velasco no ha dado golpes de timón porque no los necesita. Se dan golpes de timón si  un  gobierno muestra fragilidad o ausencia de rumbo y no es el caso en Chiapas.

La empresa demoscópica Covarrubias y Asociados, con más de una década de  trabajar en el asunto y de un prestigio internacional sólido, ha calificado a Manuel Velasco entre los cuatro mejores gobernadores  del  país.

Las fortalezas subrayadas en la administración de Velasco Coello son limpieza en las finanzas, apoyo a la salud, educación, deporte, seguridad y obra social.

La política de diálogo que mantiene este gobierno para zanjar conflictos ha dado buenos resultados pese a que, sin dudarlo, hay turbas que le apuestan a la gobernabilidad y que desearían ver un Chiapas en llamas.

Vamos bien. Podríamos ir mejor si esos grupos antagónicos entendieran que Chiapas es nuestra casa común y se sumaran al trabajo colectivo en lugar de incitar a la rebelión, de tapar carreteras y de manipular a chusmas iracundas porque de eso los chiapanecos ya estamos hartos.

En Chiapas, más de 80 mil personas dependen del sector gubernamental lo que significa un total del 4 por ciento de la población económicamente activa, mientras que un 7 por ciento más depende indirectamente del gobierno, aseguró Karina Alfonzo, especialista financiera.

Para el tercer trimestre del 2016 la tasa de desocupación fue del 3.24% de acuerdo con cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía  (INEGI) y sólo el 38% de la población en edad de trabajar era económicamente activa.

Con la noticia de que alrededor de 6mil personas que trabajaban para el gobierno se quedaron sin empleo, la especialista financiera recomendó el emprendimiento y la creación de una empresa propia.

Señaló que para ello existe la opción del INADEM, que cuenta con diversos programas de financiamiento, mayoritariamente dirigidos a las personas menores de 30 años, con apoyos que van desde 50 mil hasta 500 mil pesos con una tasa del 9.9%.

Otras opciones de financiamiento son la Banca Privada o las Fondeadoras las cuales pueden tener tasas más altas pero no tienen limitantes de edad.

Otra opción de financiamiento puede ser las inversiones externas al proyecto, que puedan apoyar el desarrollo del mismo, donde se puede buscar a personas o instituciones que apuesten por aportar el apoyo económico mientras nos enfocamos en el trabajo intelectual y el desarrollo de la empresa a emprender.