En plena pandemia de la Covid19, un grupo de 13 mujeres de la colonia San Isidro Chijilte, municipio de Teopisca, unieron conocimiento ancestral ante la preocupación de inmovilidad y el temor de que la enfermedad las matara en los hospitales.
Durante el 2021 notaron que la enfermedad atacaba a los adultos mayores, hicieron todo lo posible para resguardar la salud de sus familias con lo que tenían a la mano y sabían usar, las plantas medicinales que sus ancestros les enseñaron.
Concepción Cruz Gómez, integrante del grupo poxantun, cuenta orgullosa por lo logrado “ nuestra farmacia viviente, tiene dos años que empezamos, salió de un proyecto que nos invitaron los ingenieros, después sembramos muchas plantas, para la medicina de nuestra casa, de nuestra colonia, nos está sirviendo de mucho, ahorita ya está todo sembrado, no es que lo vamos a salir a buscar”.
Relataron que del bosque sacaron hojas, raíces y cortezas, las hirvieron y crearon infusiones y vapores para ayudar a las personas enfermas a respirar, lo que motivó a continuar con el proyecto.
Florinda Evarista Hernández Pérez, dijo “ y viendo que estaban dando resultado los tés que estábamos haciendo para nuestra garganta y que sentíamos que nos estaba pasando el aire, pues le seguimos, unas decían esto, otras decían lo combínenos estás hierbas, y nos funcionó”.
Aún están en proceso de cosecha y de consumo local, por lo que sus sueños es comercializarlos a gran escala, “lo ofrecemos aquí en la comunidad con las señoras, las vecinas de la comunidad vienen a preguntar si les vendemos: estafiate, romero y árnica, les vamos vendiendo las bolsitas de 5 pesos”.
Agregó “si nos gustaría llegar más lejos, vender en otras ciudades por cantidades, porque tenemos muchas plantas y si se nos junta se nos van a echar a perder”.
Pero el uso de las plantas medicinales se ha ganado un espacio más allá de la atención del COVID-19. Las mujeres indígenas han empezado a compartir los conocimientos adquiridos y a desarrollar estrategias para promover en las comunidades la creación de farmacias naturales.
Hoy ellas han logrado realizar infusiones para curar infecciones gastrointestinales, bajar las altas temperaturas, jabones, shampoo, jarabes para la tos, pomadas para disminuir dolores musculares, etc.
El sueño de estas mujeres es la instalación de más huertos comunales para reproducir, proteger y compartir plantas medicinales de sus territorios. También crearon un mercado de plantas y una farmacia indígena.
Las productoras y productores del ejido Chijilte han caminado de la mano con la asesoría de CONAFOR, ECOS de la tierra AC, Universidad Intercultural de Chiapas y la Universidad Pablo Guardado Chaves, informó Gerardo Molina Chacón, jefe de departamentos de promotoría local de la CONAFORT.