Urge un nuevo tratamiento del gobierno federal al México olvidado. Los gobiernos mexicanos no han sabido qué hacer con los recursos del sur-sureste. «Tenemos una tierra rica con gente pobre». Dos Méxicos: el del Tratado de Libre Comercio, aprovechando las ventajas comparativas del mercado norteamericano, y el México olvidado, el del asistencialismo oficial y la pobreza.
En efecto, las políticas de asistencia social han sido la principal contribución del gobierno federal a las zonas pobres del país, a veces con programas exitosos como los del Desarrollo Estabilizador, el de Solidaridad o el Progresa-Oportunidades, pero la gran mayoría sin resultados específicos. Los pobres son cada vez más. La pobreza extrema: una vergüenza nacional.
Nuestro crecimiento económico, cuando lo hay, ha sido desigual e injusto. Es imperativo un nuevo enfoque político, económico y social; reactivar las economías de las regiones marginadas con inversiones públicas y privadas que le den mayor valor agregado a los recursos naturales. Hacer realidad que los pobres sean en verdad «sujetos» del desarrollo y no sólo objetos del mismo.
Los nuevos tiempos ofrecen nuevas alternativas. La guerra comercial entre China y Estados Unidos por los mercados del mundo es una ventana de oportunidades para que nuestro país atraiga inversiones y desarrolle la región sur-sureste, priorizando la instalación de empresas para detonar la industrialización y generar empleos e ingresos para la gente. Los recursos naturales están aquí: combustibles fósiles –como gas y petróleo–, energías limpias –como la solar, eólica e hidroeléctrica–, agua en abundancia, materias primas para la industria y, sobre todo, el recurso humano como insumo o fuente de capital para las empresas.
El gobierno de López Obrador está en posibilidad de convertir, como una prioridad de Estado, del más alto nivel, a estas regiones marginadas en «zonas económicas especiales o de atención prioritaria», «zonas libres para el comercio o preferenciales» o «zonas de fomento a la industrialización» como ya se ha hecho y establecido en los países más desarrollados del mundo, por ejemplo China, Corea del Sur e Irlanda, entre otros.
Hace varios años instalamos en Chiapas la empresa productora de arneses para exportación Axa Yazaki, con inversiones de empresarios regiomontanos y coreanos y apoyos de los gobiernos federal y estatal. Ha sido una empresa exitosa.
Hoy, Axa Yazaki genera más de diez mil empleos directos e indirectos. Esta experiencia debe multiplicarse por mil y lograr el milagro del crecimiento y el desarrollo económicos, pero sobre todo el milagro del bienestar social y el abatimiento de la pobreza.
Tesla es una empresa estadounidense con sede en Austin ,Texas, y liderada por Elon Musk, que diseña, fabrica y vende automóviles eléctricos, componentes para la propulsión de vehículos eléctricos, techos solares, instalaciones solares fotovoltaicas y baterías domésticas. Pretende invertir diez mil millones de dólares en el estado de Nuevo León para instalar una fábrica de vehículos. El presidente ha informado que no dará los permisos para su establecimiento, por la carencia de agua en esa entidad federativa. A Chiapas le sobra. Aquí será bien recibida.
Tesla debe instalarse en Chiapas. Chiapas lo merece. Están dadas las condiciones de suficiencia de recursos naturales y ubicación geopolítica estratégica: agua, energía hidroeléctrica, gas y energía eólica. Y algo muy importante: pobreza que abatir para darle verdadero sentido y sustento social a la inversión privada.
Fuente: https://www.elfinanciero.com.mx/opinion/colaborador-invitado/2023/02/28/tesla-debe-instalarse-en-chiapas-un-reclamo-justiciero-del-mexico-olvidado/
Roberto Albores Guillén