SÓLO PARA ENTERADOS Por: Húbert Ochoa
TRIBUS SEDICIOSAS
Una radiografía cruda de lo que ha sido el
movimiento magisterial y quiénes son los beneficiados
¡Ya chingamos! fue la expresión jubilosa que habría lanzó el dirigente de la Sección 7 del SNTE Adelfo Alejandro Gómez, al enterarse de la muerte del maestro de primaria David Gemayel Ruiz Astudillo.
Refresquemos juntos los hechos: Alrededor de las 07:30 de la mañana del martes 08 de octubre de 2015, profesores y normalistas bloquearon los accesos a la Escuela Nacional de Protección Civil atacando brutalmente a indefensos agentes de la Policía Federal y de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSyPC).
Los vándalos se apoderaron de un autobús de la empresa AEXA con placas 664-HU-2 que pusieron en marcha para embestir al grupo de nobles policías. El autobús lo manejaba David Gemayel.
El miércoles 09 los radicales marcharon de la fuente Diana Cazadora al parque central de Tuxtla cargando el féretro en cuyo interior iba el cadáver de David Gemayel. Fue un circo infame.
Luego, alrededor de las 13 horas, generaron otra ola de violencia secuestrando a policías, destrozando autobuses y golpeando a reporteros que cubrían la incidencia. Por varias horas la sociedad estuvo secuestrada en la zozobra, la incertidumbre y el miedo.
La estrategia de terror que ha diseñado el ala radical de la Sección 7 del SNTE le ha dado buenas utilidades. Si bien David Gemayel no es la única víctima en este escenario de barbarie, su inmolación a manos de sus propios compañeros representó un jugoso dividendo para Adelfo Alejandro Gómez y la turba de terroristas que rechazan la evaluación magisterial, pues así se colocaron en una inmejorable posición para la negociación política.
Originario del estado de Veracruz y popular entre la chusma por su carácter irascible, Adelfo es pieza de un ajedrez perverso que la CNTE confeccionó para desestabilizar al país.
Son estados clave desde donde la CNTE golpea con rudeza. Michoacán, Guerrero y Oaxaca de tiempo atrás permanecen copados. Faltaba Chiapas. No debe sorprender pues que la primera conversación telefónica que sostuvo Adelfo Gómez tras ganar sospechosamente el congreso seccional del 6 de julio de 2013 haya sido con Artemio Ortiz Hurtado, cabeza de la CNTE y principal impulsor de la rebelión.
La segunda llamada la hizo al entonces dirigente de la Sección 22 de Oaxaca Rubén Núñez Ginez, a quien le habría dicho “ahora sí, vamos a partirles la madre, camarada”.
Alegando su derecho de manifestación pero trasgrediendo los derechos del pueblo de vivir en paz y tener una educación de calidad y puntual, la CNTE libra una batalla sin cuartel por tanto irreflexiva para echar abajo la Reforma Educativa. Penosamente aquí se cuentan 7 millones de analfabetas y al menos 34 millones más están en rezago.
A ojo de buen cubero, la CNTE persigue fines políticos en los cogollos del movimiento. Aparte de eso está otro ingrediente que es el temor. Usted sabe que la Reforma Educativa creó el Servicio Profesional Docente que obliga a los maestros a una evaluación permanente para certificar y mejorar su aptitud frente a las aulas.
A eso le temen: a la evaluación, porque varios cientos de miles de ellos serían reprobados demostrando así, con crudeza, el atraso del sistema de enseñanza y aprendizaje en México, muy lastimoso en comparación de otras naciones de América Latina como Brasil y Chile. Los incompetentes se tendrán que ir para ceder la plaza a maestros que sí garantizan una instrucción eficaz y acorde a los nuevos tiempos.
Temen perder privilegios obtenidos abusivamente en cargos de dirección y supervisión de la educación básica y media superior porque su reinado ha sido el chantaje. Han vivido en la suciedad.
Es decir, la Reforma está enderezada a poner fin a un sistema escolar mexicano proclive a la corrupción y a la complicidad encubierta.
La pobreza educativa en México se corrobora en otro dato alarmante: Recientemente la Organización Mundial de Comercio midió el nivel educativo de 34 naciones incluyendo México. La nuestra quedó en el lugar 33. Por eso el gobierno federal (lo dijo en su momento el Secretario Osorio Chong, de gobernación) no dará marcha atrás a la Reforma porque ella no es negociable. Ya es una ley.
PODREDUMBRE
Históricamente el magisterio chiapaneco ha sido botín político de tribus sediciosas que desanudaron una lucha encarnizada por el control del poder. Los maestros son sólo carne de cañón que van a las marchas y paros bajo coacción, intimidados. Las manos que mecen la cuna son las del propio Adelfo, las de Pedro Gómez Bámaca y las de Alberto Mirón.
Los días más aciagos ocurrieron en el otoño de los ochenta con el asesinato a tiros del maestro Celso Wenceslao López Díaz quien, como ocurrió ahora con David Gemayel, fue cebo político que benefició a la pandilla que gobernaba a la Sección 7. Su asesinato redituó suculentas ganancias políticas y de poder a los mandamases sindicales.
El maestro pasó de ser bienquisto a una espiral de animadversión social hasta ser repudiado y degradado. Como los curas, el maestro era en un tiempo no muy lejano una autoridad moral en los pueblos: se le estimaba y reverenciaba no sólo por su compromiso con la sociedad, sino porque además se trata de un agente de cambio.
Las movilizaciones populares emergieron en el mundo como señales de independencia social pero no pueden ser un desagüe para bajas pasiones políticas o para la búsqueda de connivencias soterradas. Una cosa es el Derecho y otra, totalmente opuesta, es la ilegalidad y la impudicia.
Por eso es tiempo que el Estado, con toda su fuerza, someta a la legalidad a un puñado de facciosos que nos tienen aterrorizados.