DE LOS EDITORES...
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El peso de la ley
La mara salvatrucha es una organización delincuencial que nació en los Ángeles, Estados Unidos, allá por la década de los ochenta y ha tenido un crecimiento sorprendente porque se ha ramificado incluso a Europa, sobre todo en Italia.
Los métodos salvajes de la organización alcanzan grados insospechados. En países de Centroamérica como Honduras y El Salvador, su bestialidad es impresionante y las familias tienen que abandonar el país ante el miedo de ser asesinadas. En las cárceles se vive prácticamente un clima de terror.
La lucha contra esta falange asesina debe ser transnacional, desde luego, pues no tratamos con incipientes roba pollos sino con profesionales del crimen. Sin embargo, hay gobiernos que están más ocupados en combatir el tránsito migratorio de humanos, que debe ser normal y no criminalizado, que en sumar esfuerzos para hacer un frente común en contra de este flagelo.
En Chiapas La Mara fue en otros tiempos sinónimo de muerte y de impunidad, principalmente en el gobierno de Pablo Salazar Mendiguchía, porque sólo se hacían reuniones de pasarela sin que jamás se tomaran acciones de gran calado para enfrentar a esta temible agrupación de delincuentes.
Más allá de la incapacidad manifiesta del alcalde de Tapachula Neftalí del Toro Guzmán, el político que gobierna desde el twitter, hoy se han implementado estrategias valientes no sólo para garantizar la seguridad y la paz en la región fronteriza de Chiapas con Guatemala, sino también la vida de los miles de migrantes que diariamente pasan por esa frontera en busca del sueño americano a pesar de la amenaza Trump.
Combatir a la mara y a cualquier grupo pandilleril y delictivo es una prioridad. Se hace con todo el peso de la ley. Asimismo, hoy se da cumplimiento cabal a la Declaración Universal de los Derechos Humanos y se ha construido una frontera amiga.