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* JAGUARES DE CHIAPAS: HISTORIA DE ESCÁNDALOS * LO COMPRÓ SALAZAR Y SABINES LE INYECTÓ MILLONES Destacado

ESCÁNDALOS

            Procedente de Veracruz, Jaguares de Chiapas llegó a Tuxtla Gutiérrez el 28 de junio de 2002 luego de que el gobernador (entonces) Pablo Salazar Mendiguchía, a nombre del gobierno del estado, adquirió la franquicia en 20 millones de dólares al grupo Pegasso y a otras 12 empresas, operación enredada en sucias especulaciones que jamás se clarificaron.

            A Salazar poco le importaron las carencias de esta entidad que enfrenta un rezago cultural, social y económico de más de 50 años, pues estaba realmente interesado en tener en Tuxtla fútbol de primera división debido a su gran devoción por ese deporte, devoción que comparte con sus dos hijos al grado que el avión oficial, El Chamula, era usado para transportarlos si la oncena jugaba de visitante.

            Salazar ordenó en una ocasión que la aeronave trasladara de Guatemala a Tuxtla al jugador Guillermo “el panda” Ramírez para integrarlo a Jaguares, pero se negó a dar el avión para llevar a varios bebés del hospital K de Comitán a la ciudad de México. El final de la historia resultó trágico: 30 neonatos murieron.

            Tuxtla ya tenía fútbol profesional con el equipo Atlético Chiapas que sí jalaba seguidores espontáneos y peleaba por acercarse al circuito mayor, fruto de su buen rendimiento y de la entrega apasionada de sus jugadores.

            Caprichoso y abusivo como era, Salazar extinguió al Atlético Chiapas y lo mandó al ostracismo junto con sus dueños, los hermanos Constanzo, a quienes no les permitió regresar al estado durante su sexenio. Cobraba rigor estricto aquella sentencia temeraria aplicada por el cacique Gonzalo N. Santos: Encierro, destierro o entierro.

            El gobierno anunció la inversión de 50 millones de pesos para la ampliación del estadio Víctor Manuel Reyna en donde Salazar, sus hijos y su establishment de colaboradores tenían un palco vip.

            En su segunda etapa administrado por el empresario farmacéutico Antonio Leonardo Castañón, Jaguares cayó en una depresión económica originada por el desorden burocrático y el valemadrismo. El 30 de diciembre de 2008 el gobierno de Juan Sabines Guerrero autorizó, avalado por el Congreso del Estado, una inyección de 67 millones de pesos para rescatarlo de la quiebra.

            El gobierno se sacó de la manga una coartada infame. Dijo que el pueblo chiapaneco sería dueño del 51 por ciento de las acciones del equipo y alegó que la decisión era para “fomentar la infraestructura deportiva, la culminación del proyecto del estadio, instalaciones de alto rendimiento para el desarrollo del talento futbolístico con una escuela de fútbol para niños, niñas y jóvenes y la permanencia del equipo en Chiapas”. Sólo fue otro acto de rapiña.

            La escuadra únicamente enroló en sus filas a jugadores extranjeros y a vedettes como El bofo Adolfo Bautista que llevaban en Tuxtla una vida propia de sultanes, mientras que en colonias como Los Capulines muchas familias se alimentan de sopa nissin.

            En mayo de 2010 el grupo Salinas compró al gobierno de Chiapas, no al pueblo, el cien por ciento de las acciones del equipo por un monto de al menos 25 millones de pesos, una suma peccata minuta, irrisoria, ridícula, para lo que costó el equipo y para lo que se le suministró en esos dos gobiernos para librarlo del colapso.

NÓMINA EN DÓLARES

            El fútbol, como todos los deportes de México, es una industria bursátil manejada por mafias. Chiapas no gana nada con Jaguares y sí perdió mucho dinero que bien pudo emplearse para construir hospitales, escuelas, caminos, clínicas rurales o dar un poco de pan a las miles de familias que viven en la extrema pobreza.

            Jaguares manejaba una nómina de sueldos valuada en dólares que era, aunque no en su totalidad, sufragada por los gobiernos de Salazar y el de Sabines.

            Hoy el equipo es propiedad del empresario poblano Carlos López Chargoy y hasta hace unos meses trascendían los mismos problemas de liquidez. Los jugadores se negaron a entrenar porque les adeudaban salarios y al parecer eso orilló la salida del argentino Ricardo Antonio Lapolve, el mismo que fue arrastrado en el affaire de la podóloga.

            Chargoy también anda en el mundo de la construcción y su hijo Carlos López Domínguez es dueño del club Puebla de primera división. Afirma que sostener a su equipo le cuesta 20 millones de pesos mensuales. 

            Y desde luego hay preguntas en el aire: ¿Cómo compró el equipo López Chargoy? ¿Qué no se suponía que los chiapanecos éramos accionistas con el 51 por ciento? ¿A usted le preguntaron si podía vender sus acciones del equipo? ¿O le tocó algo de la transacción?

SALUDOS BANDA: MARÍN LUGO

            Hasta ahora el equipo no ha dado satisfacciones a los chiapanecos ni ha sido noticia por sus buenos resultados deportivos, sino por los escándalos en que se han enredado sus jugadores.

            El caso más bochornoso lo protagonizó Adrián Marín Lugo quien, en plena debacle del equipo, presumió en redes sociales su exquisito y refinado gusto  por el whisky de una marca cuyo precio oscila entre los 320 dólares y que, desde luego, no podría consumir un simple terrenal. El repudio de la vilipendiada afición chiapaneca no se hizo esperar.

            Lugo, de 21 años, subió a su muro de Facebook una foto en la que se ve abrazando con fervor una botella de Sir. Johnnie Walter etiqueta azul. En tono de burla el chico  todavía escribió al pie de la imagen  ahhh cómo sufro, saludos banda.

            El jugador fue separado del equipo, según López Chargoy, pero eso es sólo un ejemplo del desastre que asfixia al plantel que, de 2002 a la fecha, ha tenido 24 técnicos sin que lo hayan posicionado en un lugar ya no glorioso, sino cuando menos digno.

NORTES

 

AH qué chistoso don Julián Nazar Morales. Dice que a él como diputado le toca vigilar el dinero del  pueblo. Bárbaro. Ni la burla perdona. Es como darle las llaves de mi casa al ladrón o poner al coyote a cuidar a mis gallinas...EL químico Carlos Esquinca Cancino eliminó su cuenta de twitter. Ya no aguantó la vapuleada. Es el resultado de su incompetencia. ¿Cómo un químico cuidando a los agentes de tránsito y la vialidad en Tuxtla? Debe estar en Diagnosur o algo así, menos dando boletas de infracciones... YA chochea dijo Enrique Ochoa Reza en respuesta al señalamiento de Andrés Manuel López Obrador, la semana pasada. Y es que el líder único de MORENA señaló que el presidente Peña Nieto está  muy enfermo de depresión...LA historia de vida de Carlos Penagos Vargas es un paradigma. Ciertamente hoy es diputado, pero atrás suyo hay una epopeya cargada de sufrimiento, de experiencias, de tenacidad, de esfuerzos y de voluntad. Ya le platicaré...ES TODO.

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