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Rafael Díaz

Rafael Díaz

El hombre que come 15 tacos en Tacos Ciros

  • Adora los tacos de chicharrón de Tacos Ciro; la carraquita y las caguamas de La tía huevo.
  • Pesaba 68 kilos, hoy 110. No practica ningún deporte y ya sufrió una amenaza de infarto
  • Adora comer

La vida de Pedro Raúl Nájera Hernández cambió súbitamente cuando a partir de la primavera de 2010 empezó a subir de peso. Contaba apenas 35 años de edad e ignoraba que, en tiempo perentorio, le sobrevendría una metamorfosis personal que le acarrearía una serie de situaciones hasta poner en riesgo su existencia.

Con estudios de ingeniería electrónica no terminados en el Instituto Tecnológico Regional de Tuxtla Gutiérrez, Raúl fue un muchacho con un índice de masa corporal aceptable, aunque sólo practicaba en sus ratos libres “cascaritas” de fútbol y basquetbol con sus amigos de la cuadra, en la colonia Bienestar Social, al oriente de la capital, en donde todavía vive.

Para sus 1.68 metros de estatura, 68 kilogramos entonces era un peso ideal. Si bien no cuidaba su alimentación (el problema número uno en México), confiesa que nunca pasó por su mente la idea de engordar brusca y exageradamente, pues ahora, a los 40 años de edad, pesa 110 kilogramos y ya sufrió una amenaza de infarto, apenas el año pasado.

Casado con una enfermera de clase media, dedicado al comercio (tiene un local de abarrotes en el mercado Juan Sabines Guerrero), padre de tres hijos que ya son adolescentes (dos mujeres y un varón), Pedro Raúl confiesa sentirse preocupado porque su obesidad va matarlo en cualquier día y ha hecho intentos desesperados por reducirla, pero sin conseguirlo.

Cuenta que hace tres años se recluyó en una clínica especializada en la reducción de peso localizada en el norte del estado, sólo que a pesar de las intensas terapias logró reducir al menos ocho kilos “y casi me sacan un ojo de la cara”, señala en referencia al costo que tuvo que pagar por los 21 días que estuvo internado.

TACOS CIRO

 

Pedro Raúl llega pocas horas a su negocio porque allí hay dos muchachos que lo atienden y que le rinden cuentas al final de la jornada. “Llego sólo a abrir, regreso al medio día a leer el periódico y a tomar mi pozol de cacao. Y ya alrededor de las seis de la tarde llego a cerrar. En realidad, no me va mal, pues con lo que ganamos ahí y el sueldo de mi esposa que trabaja en una clínica particular, subsistimos bien y mantenemos a nuestros hijos”.

Aparte del pozol de cacao que toma todos los días, admite que también es aficionado a los tacos de chicharrón que venden en Tacos Ciro, una exitosa taquería que está en el norte poniente de la ciudad, atestada diariamente en una señal convincente de la indiferencia que distingue a los tuxtlecos sobre el cuidado de su salud.

- ¿Y cuántos tacos comes?

- Uff. No lo vas a crecer. Te puedo comer hasta quince tacos y tres o cuatro horchatas. Es que son deliciosos y difícilmente te puedes resistir. Por lo regular pido los de chicharrón, pero a veces lo combino con los de cuerito o los de maciza.

- Aparte de los tacos, ¿qué otra cosa comes?

-Bueno, también me gustan los hot dogs, las hamburguesas, los tamales de bola y el caldo de panza. Los domingos a veces mi esposa prepara el caldo de panza, digo cuando es su descanso y ahí comemos todos, toda la familia.

Pedro Raúl dice que raramente come en casa porque o no hay quién les cocine debido a las labores de su consorte o bien porque ya está acostumbrado a comer fuera de ella. Reitera que es cliente habitual de Tacos Ciro “porque es una delicia degustar esos tacos. ¿Tú no los has probado?”, pregunta al reportero. No, le respondo secamente.

Cuando regresa al hogar dice que ocupa su tiempo en la televisión. “Ya me duermo como a eso de la una de la madrugada. Al otro día me levanto como a las siete porque abro el local a las ocho de la mañana. Regreso a dormir un par de horas antes de volver al medio día”.

- ¿Practicas algún deporte?

-No, ninguno. No me da tiempo, dice con sorna. Reconoce que ni en sus años mozos realizó ejercicio alguno, pues no era una conducta suya ni de la familia. “Es que la verdad nunca me ha gustado el deporte. Sólo veo el fútbol en la televisión y hasta eso cuando juega el América porque, modestia aparte, es mi equipo favorito”.

DON SIMI

Aunque su gordura no es hereditaria pues se trata de un síndrome metabólico producido por un almacenamiento extraordinario e irregular en su tejido adiposo, debido a su creciente obesidad Pedro Raúl sufre la discriminación de sus amigos y compañeros de parranda, ya que también es aficionado a la cerveza.

Los sábados se mete en la cantina “La tía huevo”, ubicada en la colonia El vergel, al oriente de la ciudad, abarrotada todos los días por sedientos parroquianos que toman caguamas entre pláticas baladíes y al compás de la música de Vicente Fernández y de Marco Antonio Solís, El Buky, que reproduce una moderna rock ola que cobra diez pesos por tres canciones.

- ¿Cuándo llegas a la cantina qué es lo que comes?

-Ahí con los cuates pedimos siempre la botana de carraca. De entrada, el caldito de camarón es obligado. El quesillo no puede faltar, como tampoco la costillita.

Su esposa le dice gordito de cariño, pero tampoco le molesta que sus camaradas le digan cualquier cantidad de apodos. Incluso, en la mesa de cantina por lo regular es la comidilla de la tertulia.  Le llaman Don Simi, otros La Pochota, El mamut, bola de grasa y hasta a su esposa le han dicho “La estaquitas” porque carga un elefante.

A pesar de que ya sufrió una advertencia de infarto, Pedro Raúl consiente que no puede cambiar ese estilo de vida rupestre que le produce fatiga, taquicardias recurrentes, diabetes, hipertensión y que va a ocasionarle la muerte en cualquier momento. 

“Sé que voy a morir y eso me da miedo. Esta maldita gordura es la que me va a matar, pero al menos puedo decir que no me arrepiento de comer los taquitos de chicharrón, ni de tomar coca-cola y menos de echarme mis chelas con mis amigos comiendo la costillita y la carraquita que preparan en la tía huevo. Eso nadie me lo quita”.

DATOS ALARMANTES

En 2010 se hizo oficial que México ocupa el primer lugar a nivel mundial en obesidad infantil y adulta, así como el primer lugar en diabetes infantil. El gobierno anunció un programa nacional para combatirlas, pues la obesidad es ya un problema de salud pública grave.

De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud, la obesidad o el sobrepeso relacionados a la diabetes, los problemas cardiovasculares e incluso el cáncer, son la causa número uno de muerte en México.

Alerta Senador Albores sobre mortal enfermedad

Las enfermedades cardiovasculares son la causa del 48 por ciento de las muertes. El sedentarismo, la inmovilidad del cuerpo por causa de cirugía o edad, tabaquismo, obesidad, diabetes e hipertensión son factores que inciden de manera importante en estas enfermedades no transmisibles.

Por ello, los senadores Jesús Priego y Roberto Albores propusieron al Senado de la República exhortar a la Secretaría de Salud del Gobierno federal y a las entidades federativas a implementar y difundir una campaña sobre la prevención de la enfermedad por trombosis.

Al fundamentar su propuesta, explicaron que esta enfermedad hace referencia a la formación de coágulos de sangre en las venas, cuando se forma en vena profunda de la pierna se llama Trombosis Venosa Profunda, si este se desprende y viaja hasta los pulmones se llama Embolia Pulmonar, pues bloquea parcial o totalmente el suministro de sangre a los pulmones, con la posibilidad de que sea mortal, pero si estas dos enfermedades se juntan la muerte es potencial.

Los legisladores Priego y Albores, de Hidalgo y Chiapas, respectivamente, señalaron la importancia de que los mexicanos se hagan exploración médica oportuna y los estudios necesarios para diagnosticar el flujo de sangre y detectar si existe una trombosis venosa en su cuerpo o algún riesgo de padecerla.

 

Por lo cual llaman al Gobierno federal y de los estados a establecer campañas de concientización sobre el riesgo de adquirir esta enfermedad y poder prevenir, diagnosticar y dar el tratamiento adecuado para combatirla, pues no sólo promueve la reducción de riesgos contra la salud, también disminuye la mortalidad y propicia una atención de salud de calidad para todos los mexicanos.

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