Con una exposición que fusiona lo íntimo con lo colectivo, el artista visual Luis Fernando Pérez Hernández, conocido en el ámbito artístico como Terna, inaugura su muestra pictórica "La imagen del tiempo" en el Museo de San Cristóbal (Musac). A través de 23 obras, algunas de gran formato, otras más contenidas, el autor nos invita a un recorrido visual que explora la memoria, el paso del tiempo y las complejidades del presente, tematizando la vida cotidiana y los paisajes de su Chiapas natal.
La exposición está disponible para el público desde el 17 de octubre y se mantendrá abierta hasta el 17 de noviembre, de martes a domingo de 10:00 a 18:00 horas. Los asistentes podrán disfrutar de una serie de trabajos que incluyen tanto acrílicos sobre lienzo como óleos, que revelan la evolución artística de Terna en los últimos tres años, periodo en el que ha perfeccionado su estilo.
Un arte de memoria, un arte de familia
Para Terna, esta serie es un proceso profundamente personal. A través de retratos de sus hijas, su esposa y autorretratos, el artista nos ofrece una visión íntima de su mundo. Cada trazo refleja su mirada sobre lo que ha sido, lo que es y lo que podría ser. "Este trabajo involucra a mi familia, ellos son una parte muy importante de mi vida. A través de mi pintura, trato de captar lo efímero de la existencia, cómo la imagen y la memoria se desvanecen con el tiempo", expresa el pintor.
Las piezas exhibidas, creadas entre 2022 y 2024, se caracterizan por una evolución técnica que lleva al espectador desde lo figurativo a lo abstracto. Terna comenta que en su trabajo de 2022 empezó a experimentar con elementos de pixelización y desvanecimiento, temas que exploran la transitoriedad de la memoria y la subjetividad del tiempo. "Lo que podemos recordar se desvanece, lo que vemos también se puede desintegrar con el paso de los años. Es como un reflejo de cómo la vida misma se diluye", añade el artista.
El tiempo como una constante en la pintura de Terna
Una de las obras más representativas de esta muestra es "El nuevo hábitat", que habla de la transformación de los paisajes chiapanecos a raíz de la violencia y el crimen organizado. En esta pieza, un ave se posa sobre armas, que aunque no están pintadas de manera realista, sí se perciben sutilmente como un símbolo de la nueva fauna que habita los territorios del sur de México: un paisaje de contrastes, donde la belleza de la naturaleza se ve marcada por las huellas de la violencia.
"El ave dentro de su cuerpo tiene un fósil, un cráneo de su propia especie. Esto simboliza la extinción de las especies, ya no por causas naturales, sino por el impacto humano. En su pico ya no hay comida, sino una bala, que representa cómo las nuevas generaciones se enfrentan a una realidad que los va consumiendo", explica Terna, con la convicción de que su arte busca incidir en la conciencia de quienes lo observan.
El artista, originario de la zona norte de San Cristóbal de las Casas, comenzó su carrera en el mundo del arte a través del graffiti, una disciplina que le permitió conectar con la calle y la cultura urbana, antes de dar el salto a la pintura sobre caballete. A lo largo de su trayectoria, también ha sido docente en diversas instituciones educativas, lo que le ha permitido integrar y transmitir sus conocimientos sobre el arte a nuevas generaciones.
Entre la introspección y el paisaje social
Otra de las piezas más complejas de la muestra es un autorretrato en el que Terna aborda temas de identidad, muerte y memoria. La obra, que le llevó más de tres meses en su realización, tiene como elementos simbólicos la flor que representa a su madre, los autos que evocan su infancia y los fantasmas de sus hermanos fallecidos. En esta pintura, el rostro del autor está parcialmente cubierto, reflejando la dualidad de la realidad y la percepción. "El rostro está dividido, en la parte inferior se observan dos figuras fantasmas que representan a mis hermanos muertos, y el verdugo, que es una figura sin rostro, pero que también soy yo", explica el artista, sobre una obra que combina óleo, acrílico y gis.
El arte como ventana al presente
Lo que motiva a Terna a seguir pintando, más allá de la técnica y la estética, es el deseo de despertar una reflexión crítica en el espectador. "Quiero que mis obras inviten a pensar sobre lo que estamos viviendo como sociedad, en Chiapas y en el mundo. A veces nos enfrentamos a realidades tan duras que no nos damos cuenta de cómo nos afectan. La pintura, para mí, es una forma de ofrecer una mirada a esos problemas y reflexionar sobre ellos", dice.
La exposición no solo está dirigida a quienes aprecian el arte, sino también a quienes buscan comprender a través de la pintura los dilemas sociales, culturales y personales que nos afectan. Terna invita a todos los interesados a visitar la muestra y participar en el diálogo que sus obras generan. Además, se pueden adquirir algunas de las piezas y los visitantes tienen la opción de dejar su opinión en un libro de comentarios disponible en la sala de exposición.
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