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Manuel Velasco: radiografía de un líder

 

Mario Caballero/Primera Edición. -

Un viejo proverbio galés nos enseña que el que quiera ser líder primero deberá ser puente. Es muy posible que los diputados del Partido Verde Ecologista de México (PVEM) en Chiapas hayan asumido una dignidad que no les pertenece y, también, que la decisión de renunciar a la militancia haya sido poco conveniente para ellos. Se creyeron líderes cuando nunca fueron puentes.

Es verdad que el PVEM es hoy el instituto político predominante en el estado, pero no llegó a esa situación en un lapso de tres años, ni siquiera de seis, sino de mucho tiempo más. Su éxito actual es el resultado de un liderazgo que supo conducirlo con inteligencia, capacidad y aspiraciones por casi dos décadas. Pues quien lo formó, engrandeció y posicionó como la primera fuerza política en Chiapas fue Manuel Velasco Coello, nadie más.

Cada chiapaneco tendrá su respectiva opinión sobre la calidad del gobierno de Manuel Velasco, pero ninguna persona puede dudar de que hasta hoy nadie puede comparársele en cuanto a su poder de convocatoria. Tampoco en su empeño para lograr sus objetivos. Con estas cualidades personales hizo crecer al Partido Verde e incrementó a sí mismo su popularidad.

Siendo apenas un muchacho de recién cumplida la mayoría de edad, se acercó a un empresario dueño de uno de los periódicos de mayor circulación en el estado para pedirle apoyo en su incipiente carrera política. “Quiero ser político”, le dijo. El consejo que recibió no pudo ser mejor: “Si quieres llegar muy alto, empieza desde abajo. Ponte a estudiar y trabajar. Eso sí, trabaja mucho. Porque no existe ningún atajo ni fórmula mágica para conseguir la gloria”, le dijeron.

Fue de esta manera que, en su primera campaña proselitista por una diputación en el Congreso del Estado, Manuel Velasco salió a las calles a repartir volantes, iba de puerta en puerta para dar a conocer sus propuestas y hasta se subía a los postes de luz a colgar sus propios pendones publicitarios. Como se dice popularmente, sudó la camiseta y ganó la contienda electoral. Ese esfuerzo no sólo lo dio beneficios personales, sino también al PVEM que comenzó a crecer como un partido de vanguardia compuesto por jóvenes políticos.

El Verde Ecologista de México nació como una alternativa política de propuesta, con ideología de izquierda, dándole sentido a la inconformidad social por tantos abusos del PRI. Desde luego, esa enjundia no se vio reflejado por muchos años en las urnas electorales, pues en una ocasión por falta de votos perdió el registro. Las muchas derrotas le enseñaron que sin el acompañamiento de los partidos grandes no iría a ningún lado.

En las elecciones del año 2000 fue en alianza con el PAN y juntos ganaron la Presidencia de la República, pero en lo particular no obtuvo nada a cambio de esa gran victoria. Por el contrario, fue objeto de represiones y avasallamiento de parte de los panistas que acapararon el poder. Luego de

esa amarga experiencia el PVEM trabó lazos de cooperación con el partido que nació combatiendo y que tanto le dio a ganar después: el PRI.

Siendo sinceros, lo que se dice literalmente “solo”, en una pelea electoral, a excepción de diputaciones locales y federales, nunca ha ganado nada. Así fue durante años a nivel nacional como estatal.

Pero al quedar el PVEM estatal bajo la dirección de Velasco Coello, comenzó a ganar alcaldías, diputaciones federales y se convirtió en un partido político competitivo con buen número de legisladores en el Congreso local. En palabras más sencillas, empezó a gobernar y representar los intereses de los chiapanecos en las Cámaras. Antes de eso no era más que un apéndice del PRI sin siquiera tener oportunidades de igualarse en fuerza con el PRD y el PAN.

Manuel Velasco supo desde un inicio lo que quería, y luchó por alcanzarlo. Utilizó la dirigencia estatal del PVEM para reforzar las bases y darle un fuerte impulso al trabajo social de la militancia que no tardó mucho en emprender acciones para la gestoría de becas de estudio y apoyos para madres solteras, asimismo campañas médicas en los municipios, asesorías legales gratuitas, entre otros programas de beneficencia que fueron entregados a la sociedad a través de los trámites del dirigente.

Los modos de hacer y entender la política de Velasco Coello, motivó que muchos jóvenes chiapanecos siguieran su ejemplo y ahora estén al frente de alguno de los municipios que gobiernan u ocupando un lugar en el Congreso local o en el federal. El PVEM en Chiapas está hecho de sangre joven por influencia del actual gobernador.

Fue esa labor cercana a la gente y las propuestas e iniciativas de ley que impulsó Velasco Coello como diputado federal y senador de la República las que hicieron ver al PVEM como un partido político de vanguardia, democrático, responsable y comprometido con el desarrollo de Chiapas. De ahí que en 2012 la gente entregara la gubernatura en manos de Manuel Velasco con un histórico 67 por ciento de la votación. Ese mismo año el PVEM obtuvo el gobierno en 47 municipios y se colocó como el partido político más poderoso del estado.

En 2015, el Verde Ecologista ganó 59 alcaldías, logró el 45 por ciento de la votación federal y la mayoría en el Congreso chiapaneco. Pero es de sabios reconocer que esta buena cosecha no hubiera sido posible sin el trabajo que se hizo antes y sin la empatía de la gente que se ganó hace años.

 

A nivel nacional el Partido Verde tiene la necesidad de aliarse con el PRI o con cualquier otro partido grande para ganar votos y mantener el registro. Pero hasta el momento tiene en Chiapas su mayor fortaleza y poderío electoral. Nada despreciable. Nada insignificante.

¿A QUIÉN BENEFICIARON?

Por lo tanto, ¿los verdecologistas chiapanecos merecen alguna preferencia por sobre cualquier político de otro partido? Tal vez. ¿Debería la dirigencia nacional del PVEM imponerse en las alianzas para que éstas sean encabezadas por un militante del Verde? A lo mejor. Tomando en cuenta los resultados de 2015.

Pero de ahí a que algunos de ellos se sientan dignos de ser tratados como “princesas” y crean que sus intereses son intocables, es otra cosa muy diferente.

En primer lugar, porque, como hemos dicho, el partido lo construyó Manuel Velasco y fue él quien le dio la grandeza electoral que hoy todavía disfruta. Segundo, porque casi nadie de los que renunciaron el sábado pasado ha hecho algo para el prestigio y consolidación del organismo. Son parte del poder porque les tocó la fortuna de llegar en el tiempo en que el PVEM era el más fuerte de todos los otros organismos políticos en el estado. No por méritos propios, ya que algunos cuando tomaron protesta como diputados locales eran unos perfectos desconocidos.

En el caso personal de Eduardo Ramírez Aguilar es distinto porque sin duda él es uno de los políticos chiapanecos más importantes del momento, con indudables cualidades como mandatario.

La pregunta es: Si la dirigencia nacional del Partido Verde (que no les aceptó la renuncia) aseguró de que en ningún momento hubo imposición para beneficiar a los aspirantes del PRI a la gubernatura del estado y que mucho menos se eligió un candidato priista para la alianza PRI-PVEM-PANAL, ¿por qué hicieron tal escándalo? ¿Ganaron algo? Para nada.

Una enseñanza de la política es que el poder debe respetarse. Así que, si los diputados obraron a espaldas del gobernador Velasco, qué mal.

Una canción de Taylor Swift, dice: “El silencio habla mucho más claro que los berrinches”. El alboroto que hicieron los diputados verdecologistas sirvió nada más para evidenciar que por el poder muchos de ellos están dispuestos a todo.

Buscando respeto, encontraron indignación. Más allá de beneficiarse hicieron que los priistas se miraran mejor que ellos ante la sociedad y ensancharon las probabilidades de triunfo para el candidato de MORENA. ¡Chao!

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