Pedir perdón
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José Antonio Aguilar Bodegas esboza su futuro político; entreverado en la idea de mantenerse dentro de las filas del PRI o buscar una alternativa que le abra las puertas a una eventual candidatura al gobierno de Chiapas, asume que le es complicado cambiarse de colores, de siglas. Pero la decepción que dice tener de la actual dirigencia del que otrora fuera el partido fuerte de México, le obliga a conjeturar sobre su futuro inmediato, aunque sí, aclara y confirma su pronto alejamiento del gabinete de Manuel Velasco Coello, para buscar el voto popular.
“El PRI de Chiapas, ya no es lo que fue”, dice y confía en que, de darse un proceso interno democrático, pueda ese partido, revertir sus actuales circunstancias para llegar al 2018, empoderado y con altas posibilidades de recuperar, de manera directa, la gubernatura de Chiapas, cedida por alianza al PVEM en el 2012.
En una larga entrevista, el secretario del Campo habla de los logros de la dependencia a su cargo; de cómo se han solucionado gravísimos problemas en el agro y la ganadería y cuáles han sido los programas cuyos resultados, han reconvertido las pérdidas en ganancias, pese a múltiples factores en contra, derivados del mercado nacional e internacional.
Para el exsenador, Chiapas está en condiciones óptimas para abastecer, incluso, al mercado asiático, que, a juicio suyo, tiene estándares muy altos de calidad y exigencias estrictas en torno a los productos que importan. Todo ello, explica, gracias a la serie de medidas en diversas materias que se han tomado para fortalecer la productividad en la entidad.
“Me consta que éste gobierno ha creado una conciencia de conservación extraordinaria, trabajando en las escuelas, lo que nos ha permitido ver en el ámbito general, una respuesta positiva de la sociedad”, afirma al referirse a los programas que en materia de ecología y cuidado del medio ambiente se han llevado a cabo desde la dependencia a su cargo.
Revela que el año pasado fue complicada la relación de los gobiernos federal y estatal, derivada de la reforma educativa; todos los problemas generados por la federación deben ser atendibles por la federación, asegura y confía en que el trato de ésta hacia Chiapas cambie para un bien común.
—Hay aspectos de orden en los que se tiene mucho que trabajar y que están íntimamente ligados a diversas desigualdades y desatención a grandes problemas sociales; en ese sentido, el tema económico, el de la atención, la seguridad y la justicia, el agrario, las luchas sociales, todo ello debe integrarse y sumarlos al avance que se ha generado —abunda—.
—Desde hace mucho tiempo, el sistema partidista en México se ha desmoronado; en Chiapas, ni se diga. Prácticamente no existen los partidos políticos… ¿Cómo se insertará Josean en una carrera para la gubernatura en esas condiciones?
—Yo he tenido una carrera política muy intensa en el PRI, pero hoy veo con preocupación que el PRI en Chiapas, no es lo que fue; hay una indiscutible división de opiniones de lo que el partido está haciendo. Yo estoy poniendo a consideración y estoy analizando conmigo mismo mis propias posibilidades y potencialidades de participación…
Estoy a poco tiempo de que esto tenga que tener una definición, porque no son temas que se puedan mantener en el éter. Yo no aspiro; debemos tener el interés y el compromiso de participar para que las cosas sean..
Confieso que me he sentido muy decepcionado de los que hoy son las trayectorias partidistas, los intereses tan mezclados entre la política y los negocios, la falta de interés y una verdadera vocación de servicio. Yo sí estoy con la firme intención y convicción de que debo participar.
—¿Para la gubernatura?
—Por supuesto. Para la gubernatura.
—¿Independiente? ¿Por el PRI?
—En éste tema están viviéndose tiempos... Hace 20 años se antojaba imposible pasarse de un partido a otro… Yo me resisto mucho a ello. Creo que todos los tiempos son muy buenos y creo que ésta época tiene cosas sumamente positivas. Lo primero que tenemos que hacer es un gran esfuerzo, los políticos, para transformar, de inmediato, la desconfianza, la desilusión, el demérito, la bajísima calificación que la sociedad tiene a nuestro actuar y compromisos.
—¿Es posible rescatar la credibilidad de la sociedad en los partidos y los políticos?
—Yo creo que sí. Si no lo rescatamos, la función del gobierno pierde toda su capacidad de servicio y transformación. Una sociedad que no cree en un gobierno porque está dirigido por políticos corruptos, irresponsables, cínicos y abusivos, no cumple con su cometido. La sociedad puede dar el beneficio de la duda, pero nosotros (los políticos) somos los que tenemos que reconocer lo mal hecho, pedir perdón y abocarnos a que estas cosas cambien… Pero que cambien.