SÓLO PARA ENTERADOS Húbert Ochoa (Twitter: @huberochoa) Destacado
- Escrito por Húbert Ochoa
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- LA NEGRA HISTORIA DEL DELEGADO DEL ISSSTE
- ALBORES GLEASON DEMOSTRÓ EL MÚSCULO
- EN CHIAPA DE CORZO DORMÍAN CON EL ENEMIGO
CEBALLOS
A mediados de 1998, la Procuraduría General de la República inició una investigación en contra de Rafael Ceballos Cancino, apenas meses después de abandonar la diputación federal que obtuvo con el Partido Revolucionario Institucional (PRI). En esa legislatura federal, la número 56, fue presidente de la Comisión de Agricultura debido a sus “amplios méritos y conocimientos en materia del campo”.
Las pesquisas estaban orientadas a los nexos que probablemente mantenía Ceballos con la organización paramilitar Los Chinchulines que germinó en tal época en la zona norte de Chiapas, concretamente en Bachajón, en donde diseminó un clima de terror a través de las metralletas y del olor a pólvora. Sus armas preferidas eran las llamadas “cuernos de chivo”.
¿Por qué no prosperó aquella indagación ministerial? Nunca se supo. El expediente se engavetó y se tendió una cortina de humo para ya no hablar más del tema, no obstante las reiteradas quejas que organismos internacionales de derechos humanos enderezaban hacia el político chiapaneco que mucho tiempo fue combativo militante del PRI, después del PRD (ya no con la misma vehemencia), luego del Partido Convergencia por la Democracia con el que pactó un matrimonio de conveniencia. Hoy milita en el Verde Ecologista.
Ceballos Cancino fue señalado en un grueso informe del Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro tan pronto acaeció la matanza de Acteal, en 1997, que el gobierno federal trató de apaciguar con los despidos de Emilio Chuayffet Chemor de la Secretaría de Gobernación y de Julio César Ruiz Ferro del gobierno local, quien suplía al gobernador constitucional Eduardo Robledo Rincón.
Se le acusaba de financiar a “Los Chinchulines”. Hubo presunciones de que el señor Ceballos no sólo granjeaba inmunidad a líderes e integrantes de la banda desde su encumbrada posición de diputado federal, sino además alineaba recursos para la compra de armas lo que obligó a la PGR a abrir una averiguación que se congeló sospechosamente.
También el Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de las Casas, apoyado por el Parlamento Europeo, solicitó a la sazón la intervención del gobierno federal a efecto de examinar la ruta ilícita de Los Chinchulines y de su principal (supuesto) promotor Rafael Ceballos Cancino. No prosperó.
Se documentaron al menos 123 asesinatos y en todos se emplearon armas de alto poder y una destreza singular para cometerlos, pues los integrantes de la pandilla recibían adiestramiento de ex agentes de la Policía de Seguridad Pública y ex militares desertores.
Se denunció que el gobierno interino de Ruiz Ferro habría aportado al menos 5 millones de pesos a los grupos paramilitares que tuvieron un auge espectacular en esos días. El dinero salió por medio de un programa de reactivación agrícola y pecuaria, pero los testimonios del FRAYBA revelaron que en realidad se emplearía para facilitar el activismo de los paramilitares y que una buena parte posiblemente estaba en las cuentas bancarias del señor Ceballos.
DE PARTIDO EN PARTIDO
En la arena política Ceballos Cancino ha mantenido una línea antípoda a la congruencia partidista y a la deontología. El PRI fue su principal útero: el partido lo parió, lo amamantó exquisitamente y lo cobijó en la complicidad. Al ver que allí se le agotaron los espacios, solicitó su ingreso al PRD y ganó una diputación plurinominal.
Fue candidato de Convergencia a la presidencia municipal de Palenque y perdió atropelladamente pese a que la maquinaria de Estado fue puesta a su servicio. Grupos de choque contratados en Tabasco operaron a favor suyo y la contienda se convirtió en un caos. Reinó la violencia y la sociedad vivió días de miedo por la ambición desmedida de poder que, incluso, se pinchaba desde la oficina del diabólico Nemesio Ponce Sánchez, en el segundo piso de palacio de gobierno.
Juan Sabines junior le tiene un aprecio muy especial y le guarda gratitud. Ceballos lo abrazó de niño y fue colaborador de su padre Juan Sabines Gutiérrez, el bien recordado ciclón del Sureste. Por eso en ese sexenio Ceballos fue otro de los alfiles.
En los primeros días de marzo de 2013 Ceballos Cancino tomó posesión como delegado estatal del ISSSTE. Nada de a muertito. Hay infinidad de denuncias por presuntos actos de corrupción, abusos laborales y venta de plazas. Se han puesto sobre la mesa las fétidas alianzas que sostiene con el secretario general de la sección 13 del sindicato de trabajadores del ISSSTE Roberto Alfaro Guillén.
Ceballos forma parte del cretáceo político. Es un viejo dinosaurio coludo y mañoso que muy bien se mueve en las turbias aguas de la impunidad. Ahí, en la delegación del ISSSTE, está en su elemento. Por eso, no obstante su negro historial, es intocable.
ALBORES: MÚSCULO
Sin enfrascarse en pleitos de verduleras, el dirigente estatal del PRI, Roberto Albores Gleason, respondió como los políticos de altura a la jauría rabiosa que en días pasados, con lana de procedencia sospechosa, solicitó su destitución del cargo que los priístas le confirieron en el Comité Estatal del partido.
Discípulo de Ciceron, Albores Gleason demostró que la política es el arte de generar consensos sobre intereses comunes. Ahí, en la tierra donde dejó el ombligo, el chico Albores dio una cátedra de buena política que aplaudió su dirigente nacional Enrique Ochoa Reza y dejó pasmados a los complotistas que se rasgaban las vestiduras pidiendo una renovación que ellos jamás lograron.
Son reales, mucho muy reales, las posibilidades de Albores Gleason de ser el candidato del PRI a la gubernatura de Chiapas. Ese es el mensaje que trajo Ochoa Reza a los priístas, más allá de su convocatoria a la unidad y de hacer entender que en el PRI ya no caben las imposiciones ni los compadrazgos y que en 2018 el abanderado será un priísta genuino, con arraigo y capaz de conducir al partido a palacio de gobierno.
Ocho Reza sabe, porque es un político de sapiencia, que el PRI no puede repetir en Chiapas los errores consecutivos de doce años. Primero con Sami Gabriel David David y luego con José Antonio Aguilar Bodegas, en donde el PRI sufrió vergonzosas derrotas al postular a sujetos absurdos, perfumados y majaderos que limpiaron el camino a la oposición.
NORTES
QUÉ cochinero emergió de pronto del ayuntamiento de Chiapa de Corzo. Es como dormir con el enemigo. Es decir, la seguridad de los ciudadanos estaba en manos de criminales. Ya el alfaquí Raciel López Salazar, procurador de justicia, prometió que se irá hasta las últimas consecuencias en el caso. El alcalde Héctor Gómez Grajales también debe ser investigado, porque ni modo que no sabía lo que hacían sus gendarmes. Vamos a esperar en qué terminan las pesquisas de este desastre...ES TODO.